Declarado Conjunto Monumental Histórico mediante la Ley 91 de diciembre de 1976, modificada por la Ley 16 de 22 de mayo de 2007, el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo corresponde al asiento donde fue fundada la ciudad de Panamá el 15 de agosto de 1519 por Pedrarias Dávila y comprende las ruinas del primer asentamiento europeo sobre el litoral pacífico americano, así como los vestigios de los primeros habitantes del istmo.
Su papel como uno de los más importantes centros de expediciones en la historia de la conquista y colonización españolas, así como su función estratégica en el mapa de las rutas comerciales de la época, marcó desde entonces el destino del istmo como territorio al servicio del tránsito internacional.
Su importancia comercial despertó la codicia de corsarios y piratas. En 1671, la ciudad fue atacada por Henry Morgan, quedando en ruinas. Dos años después se trasladó a lo que se conoce actualmente como Casco Antiguo, quedando abandonado el sitio durante más de dos siglos, lo que hizo posible que se conservaran aquí valiosos restos materiales del pasado colonial y de la época prehispánica, que nos permiten estudiar los orígenes de la capital panameña.
Hoy, las ruinas de Panamá Viejo y en especial la torre de su catedral son uno de los principales símbolos nacionales y uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. Es, además, escenario de uno de los más grandes esfuerzos de investigación, conservación y puesta en valor que se hayan llevado a cabo en un conjunto histórico monumental en el país, al tiempo que se ha puesto a disposición de la comunidad a través de recursos museográficos, de interpretación y didácticos. Panamá Viejo es, sin duda, excepcional y único en América Latina por su tamaño, estado de conservación y por ser un todo coherente y claramente definido.
El Sitio Arqueológico de Panamá Viejo tiene una extensión de 28 hectáreas, de las 60 que originalmente tenía la ciudad. Sobresale el diseño urbanístico con su trazado reticular, calles, plazas y los restos de las edificaciones públicas y privadas como son, entre otros, la Catedral, las Casas Reales, los conjuntos conventuales de la Concepción, La Merced, Jesuitas, Santo Domingo, San Francisco, puentes como el Puente del Matadero y el Puente del Rey, y ejemplos de viviendas como Casa Terrín y Casa Alarcón. También se encuentran los testimonios arqueológicos de los períodos prehispánicos y de contacto entre las culturas americanas y europeas.
Panamá Viejo es un ejemplo característico del urbanismo colonial temprano, y fue trazado según las órdenes de la Corona a Pedrarias. El trazado de la ciudad se caracteriza por una retícula orientada de acuerdo con los puntos cardinales y con su foco principal en la plaza mayor, con manzanas urbanas que expresan una cierta uniformidad y que se adaptan a las condiciones del terreno a ocupar.
Su arquitectura fue originalmente austera y relativamente sencilla, por lo que las bien conservadas ruinas que poseemos en la actualidad nos proporcionan una imagen fiel de su forma histórica y urbana. Después de 1570, la arquitectura religiosa constituía el elemento monumental dominante en la ciudad, y Panamá Viejo llegó a contar con dos ermitas, siete conventos y una catedral. La ciudad era relativamente densa en su núcleo donde las viviendas se ubicaban en lotes con frentes angostos pero profundos. De la arquitectura militar destaca el Fortín de la Natividad, un pequeño fuerte situado en la entrada oeste del sitio.
El Museo de la Plaza Mayor Samuel Lewis García de Paredes se inauguró el 10 de agosto de 2017. A través de su exposición Panamá Viejo: donde la ciudad inició, narra la evolución del sitio a lo largo de 1500 años, desde la aldea de pescadores y agricultores de la lengua Cueva, hasta su fundación, crecimiento y destrucción en 1671 y posterior abandono. La exposición cuenta con más de 350 piezas, cuya mayoría fueron encontradas en el Sitio y abarcan los periodos prehispánico e hispánico de nuestra historia.
El contenido del museo está relatado por ámbitos o temas. Del periodo prehispánico, el ámbito “Una historia de más de 1,500 años” representa la vida cotidiana y la evidencia material de los primeros habitantes del sitio. “Rituales Funerarios” describe la vida después de la muerte y el respeto por los ancestros, a través de diversos enterramientos, objetos y ofrendas asociados a ellos, destacando el de “La señora de Panamá Viejo”. Del periodo hispánico, los ámbitos “La instrucción era poblar” y “La evolución de la ciudad” simbolizan los primeros hechos, como el reconocimiento del sitio hacia 1516, la fundación en 1519 y las principales construcciones en la ciudad. “La Sociedad Colonial” y “La transformación de la ciudad” versan sobre los grupos humanos que convivieron y aportaron al crecimiento de la ciudad. “El ataque y destrucción de Panamá Viejo” nos lleva al ataque pirata de 1671 y el posterior traslado de la ciudad al Casco Antiguo o San Felipe y su consecuente abandono. El ámbito “La Casa Colonial” nos transporta al interior de una residencia de la ciudad, con los espacios íntimos en el piso superior, como el dormitorio, el estrado de las damas y comedor. En su parte inferior se recrea la tienda o negocio del dueño de la residencia, el patio, la cocina, y el llamado cañón, o área de servidumbre.
El museo lleva el nombre del distinguido escritor, historiador y estudioso del idioma español, don Samuel Lewis García de Paredes, quien nació en Panamá en 1871. Fue el primer director de la Academia Panameña de la Lengua, miembro de número de la Academia Panameña de la Historia, miembro del Colegio de Abogados de Panamá, y de la Sociedad Panameña de Derecho Internacional. Se cuenta dentro de los próceres que firmaron el acta de separación de Panamá de Colombia.
En sus análisis literarios, investigaciones y procederes manifestó actitudes eruditas y nacionalistas para afirmar lo panameño. Sus trabajos históricos resaltan el pasado colonial del Istmo, destacando las obras “Catedral de Panamá la Vieja”, “Panamá la Vieja”, “El convento de los agustinos recoletos en Panamá la Vieja”, “la iglesia de San Francisco de Veraguas”, entre otras.
Don Samuel, además fue precursor del rescate patrimonial del Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo o Panamá la Vieja como se conoce popularmente, al promover la creación de un Patronato Municipal para recuperar, documentar y valorar este importante sitio patrimonial, herencia material de nuestro devenir histórico colonial. Su labor y aporte fueron sobresalientes para la comprensión y aprecio de nuestra historia nacional.
La Convención del Patrimonio Mundial, creada en 1972, es uno de los instrumentos de conservación global más importantes. Actualmente, 193 países han ratificado la Convención del Patrimonio Mundial, y forman parte de una comunidad internacional unida en la misión conjunta de identificar, proteger, conservar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio natural y cultural más importante de nuestro planeta.
La declaratoria de Patrimonio Mundial es un título conferido por la UNESCO a sitios o bienes que han sido confirmados como lugares de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad; un sello que garantiza que un sitio es único, especial, auténtico y significativo.
Para que un sitio sea inscrito en la Lista de Patrimonio de la Humanidad debe poseer al menos 1 de los 10 criterios de valor universal excepcional que la UNESCO ha definido a lo largo de los años. También se debe comprobar que ha conservado su integridad y autenticidad.
La declaración de un bien como patrimonio de la humanidad es un privilegio y un prestigio para el país, para sus responsables políticos y culturales y para los ciudadanos. Al mismo tiempo implica una gran responsabilidad, ya que se debe asegurar su conservación y protección, así como profundizar en su estudio, con el fin de que ese patrimonio pueda contribuir a la educación integral y al desarrollo de otras personas y pueblos.
Panamá cuenta con 2 propiedades culturales inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial:
Panamá Viejo, primera fundación hispánica en el Pacífico, fue inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial en el año 2003 como una extensión del Casco Antiguo. Desde ese momento la propiedad se denomina Sitio Arqueológico de Panamá Viejo y Distrito Histórico de Panamá.
Para su inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial, Panamá Viejo cumplió con los criterios (ii), (iv), (vi) que en resumen destacan lo siguiente:
La autenticidad del Sitio Arqueológico de Panamá Viejo se ha mantenido hasta hoy día. Al ser abandonado, Panamá Viejo mantuvo su trazado urbano colonial. No se han alterado sus restos patrimoniales y todos los trabajos de conservación y de intervención han sido llevados a cabo según los estándares internacionales. Dentro del mismo sitio hay pocas estructuras modernas, y están claramente identificadas y diferenciadas de los restos arqueológicos.
Los componentes de la propiedad cumplen con las condiciones de integridad. Panamá Viejo tiene todos los elementos necesarios para expresar su Valor Universal Excepcional y tiene el tamaño adecuado para poner de manifiesto sus atributos, constituyendo un todo coherente y claramente definido. Panamá Viejo es, sin duda, único en América Latina por su tamaño, estado de conservación y por ser un todo coherente y claramente definido. La autenticidad del sitio, que goza de total protección legal por parte del gobierno panameño, está garantizada.
La propiedad tiene diversas medidas legislativas y regulatorias para asegurar su protección y conservación. La Ley número 91 del 22 de diciembre de 1976 regula todo lo que concierne a los Sitios Históricos de la Nación. La Ley número 16 (2007) define específicamente los límites del sitio y su zona de amortiguamiento (647.8 hectáreas) que se extiende más allá de la línea de costa. Se prohíben los rellenos y en la zona de amortiguamiento los edificios no pueden exceder una altura de 12 metros y la Ley 175, General de Cultura.
El Sitio Arqueológico de Panamá Viejo es administrado por una fundación, el Patronato Panamá Viejo, desde 1995. Esta fundación mantiene un programa permanente de arqueología, conservación, preservación, y de investigación e interpretación, con muchas relaciones internacionales, además de que lleva a cabo un monitoreo permanente, y la gestión y mantenimiento rutinario del sitio. El Sitio Arqueológico de Panamá Viejo está regido por un Plan Maestro y el Patronato Panamá Viejo basa su trabajo en dicho documento.